Fundación JR Guillén
25 de enero de 2016

Los olivos poseen la capacidad de modificar la cantidad y calidad de luz que entra en las capas más internas de la copa. Así lo afirma un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el que también participa la Universidad de Granada. Además, estos árboles tienen cierto control sobre la variación de luz diaria y estacional, un control que ejercen mediante la distribución de las ramas y las hojas de la copa.

"Que un árbol sea capaz de modular una parte de esa luz, en concreto la que afecta a las hojas de sombra en el interior de la copa, quiere decir que tiene cierto control sobre la cantidad y distribución de este recurso energético", explica Agustina VentreLespiaucq, investigadora del departamento de Biología Vegetal I de la UCM y autora principal del estudio, que se publica en la revista Trees.

Esto significa que el árbol "no está completamente a merced del ambiente, sino que puede adecuarlo en cierta manera a sus necesidades, dentro de unos límites", puntualiza la ecóloga. Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado dos poblaciones de olivos situadas en dos áreas de la misma latitud pero con diferentes condiciones climáticas: Aldea del Fresno (Madrid) y San Luis (Menorca). En cinco árboles de tamaño similar de cada zona, los expertos midieron el espectro de ondas de la radiación solar que las plantas usan para hacer la fotosíntesis.

El estudio se realizó en el mes de julio de 2011 y en febrero de 2012, con objeto de evaluar los contrastes de luz entre invierno y verano y, además, se midieron los valores registrados una hora después del amanecer y a mediodía. "Hasta ahora se pensaba que la luz dentro de las copas era bastante constante a lo largo del día y del año, pero hemos descubierto que esta luz varía a lo largo del día y hemos confirmado que es regular a lo largo del año", afirma Ventre-Lespiaucq. El hecho de que la variación diaria se mantenga durante todo el año indica que es el propio árbol el que está modificando la luz con un patrón regular. "Mediante la disposición de las ramas y las hojas, el olivo puede regular la luz que llega al interior de su copa y así asegura unas condiciones lumínicas predecibles a lo largo del día y de las estaciones", indica Rafael Rubio de Casas, investigador del departamento de Ecología de la Universidad de Granada y otro de los autores del trabajo.

En cuanto a las estaciones, aunque haya mayor radiación en verano que en invierno, los olivos consiguieron distribuir sus hojas de tal forma que lograron que la luz que llegaba al interior de las copas fuera estable durante todo el año. Algo parecido ocurre a lo largo del día ya que las horas de mediodía son muy luminosas y calurosas, lo que puede dañar a la planta. Es, por tanto, el árbol el que decide cuánta luz atrapan sus hojas y cuánta deja que penetre al interior de la copa, es decir, a las hojas de sombra.

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